La adicción al tabaco es una enfermedad reconocida y extendida en nuestra sociedad. Desde 1988, el Ministerio de Salud de los Estados Unidos clasificó la nicotina como una sustancia altamente adictiva. Durante gran parte del siglo XX, fumar cigarrillos fue una conducta aceptada, incluso admirada, apareciendo en películas, reuniones sociales, oficinas y hasta en campañas publicitarias protagonizadas por figuras públicas.
La normalización del consumo fue tal que durante décadas se desconocían, o se ignoraban, los efectos negativos del tabaco sobre la salud. Hoy, gracias al avance de la medicina y a la divulgación sanitaria, sabemos que esta adicción puede ser tan perjudicial como cualquier otra.
¿Qué pasa en tu cuerpo al fumar un cigarrillo?
Cada vez que una persona inhala el humo de un cigarro, está introduciendo entre 1 y 2 miligramos de nicotina en su organismo. Esta sustancia llega al cerebro en menos de 10 segundos, generando una respuesta inmediata de placer y relajación. Es precisamente esta rapidez y efecto aparente lo que la convierte en una droga tan adictiva.
La adicción al tabaco genera tres tipos de dependencia:
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Dependencia física: la nicotina actúa directamente sobre el sistema nervioso central. Cuando se interrumpe su consumo, aparece el síndrome de abstinencia.
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Dependencia psicológica: fumar se asocia a momentos rutinarios como el café, el desayuno, una pausa en el trabajo o una situación de estrés.
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Dependencia social: muchas personas fuman en grupo, en reuniones, fiestas o como símbolo de pertenencia y rebeldía, especialmente durante la adolescencia.
¿Qué es el síndrome de abstinencia?
El síndrome de abstinencia aparece cuando se deja de consumir nicotina de forma repentina. Los síntomas pueden incluir irritabilidad, somnolencia, ansiedad, fatiga, problemas para concentrarse, trastornos del sueño, aumento de peso y una fuerte necesidad de fumar de nuevo.
Estos efectos suelen ser más intensos entre las primeras 24 y 48 horas tras el último cigarrillo y se reducen progresivamente con el paso de los días.
Las consecuencias del tabaco en tu salud
Además del malestar inmediato por dejar de fumar, lo más preocupante son los daños a largo plazo. El consumo continuado de tabaco deteriora seriamente los pulmones, el sistema respiratorio, el corazón y puede provocar enfermedades crónicas como EPOC, cáncer o enfermedades cardiovasculares. En muchos casos, sus efectos son irreversibles y potencialmente mortales.
¿Cómo dejar el tabaco?
Uno de los pilares más importantes en el tratamiento de esta adicción es la fuerza de voluntad. El deseo real de dejar de fumar y mejorar la calidad de vida es el primer paso. Pero no hay que recorrer este camino en soledad.
En Centros Vida Nova ofrecemos programas de tratamiento ambulatorio donde acompañamos a las personas que quieren dejar de fumar, brindándoles herramientas, apoyo psicológico y estrategias personalizadas para superar esta dependencia.
Hoy sabemos más que nunca lo perjudicial que puede ser el tabaco, no solo para quien fuma, sino también para quienes conviven con esa persona.
Dar el paso es posible
Dejar el tabaco no es solo una decisión valiente, es un acto de amor propio. Si estás pensando en hacerlo, no lo dudes. Desde Vida Nova te animamos a dar el primer paso. Estaremos a tu lado para ayudarte a conseguirlo.
Tu salud empieza con una decisión.